viernes, 26 de julio de 2002

Me cago en el bus, que lo detengan!!!!

Boti: Recordar que en Capadocia estábamos, y Capadocia en Turquía está y en Turquía nada puede esperarse puntualmente, tampoco los buses obviamente! Se nos dijo de ser puntuales a las 19:30, que el bus salías a las 19:40 falte quien falte, y resulta que el único que faltaba era el bus! No llegó hasta las 20:30; horita tarde! En un principio teníamos unos asientos decentes pero durante la espera nos pusieron en el fondo norte: de tribuna a gallinero! Nos tocaron los últimos asientos y nos esperaba un viajecito de 14 horas.

Dave: El viaje fue todo lo que se podía esperar en aquella situación, 14 horas de las cuales 5 estuvimos en el más dantesco de los infiernos como ya comente anteriormente. Tuvimos la suerte de que el copiloto decidió darse un homenaje en forma de siesta, para lo cual nos cambio de asientos (necesitaba los 5 de atrás para tumbarse) y entonces pudimos hacer un viaje medio aceptable.

Así pues llegamos a Fethiye con la esperanza de la playa, y por supuesto, dimos con nuestro gozo en un pozo. La playa estaba en retama y medio. Así que decidimos quedarnos en un albergue que única y exclusivamente se salvaba por las increíbles vistas sobre la bahía que realmente eran imponentes. Por lo demás, el servicio lamentable y las habitaciones daban directamente a la puta calle. Así son las cosas.

Nos quedamos en el hostal con la idea de ver la contrarreloj del Tour, plan que también nos pisotearon. Viendo que Puck y el Furïs andaban con el estomago un poco suelto (se meaban por donde no es), el Boti y yo nos fuimos a dar una vuelta por la city, por lo que vimos un pelín de ambientillo (no el suficiente para ser sábado) que no nos convenció para deleitarlos con nuestras afamadas danzas. Nos volvimos al hostal a aprovechar horas de sueño tras la birra y el tabaco de menta.

Pujol: Que pronto olvidamos las putadas que nos suceden en el viaje. El traslado de nuestros cuerpos a Fethiye fue uno de los peores sucesos de mi afamada y prospera vida.

La subida a nuestro lugar de descanso en esa noche se produjo a las 20:30, una hora tarde. El ambiente en el lugar tenía un deje olfativo a pie (roquefor – roquefor) o a pota (tipo la que echa después de los dos litros de kalima del Boti). Además para colmo el lugar donde nos había tocado era donde el olor más poder tenía. Comprendimos que el vomito que emitía ese correoso hedor venía de la parte de atrás de nuestros propios asientos (Guay) que para colmo eran los de atrás (con poco hueco para las piernas).

Poco más tarde los jodios turcos que sólo piensan en sí mismos y en sus peculiaridades me echaron el asiento para atrás. Ya no tenía nada de sitio. Con el amado Boti más tarde en el asiento de adelante pudimos dormir a gusto.

A las 00:30 el autobús se paró en X sitio. Se subieron 3 tipos que tenían nuestro asiento (error turco). El que se quedo en el sitio libre fue un tipo posiblemente del este que medía 1,95 metros y superaba los 100 Kg. El espacio en la parte de atrás era ínfimo ya con el Boti en el asiento asignado oficialmente. Un autentico infierno.

El jodido enano (no Boti) que creía ser el jefazo de autobús, porque era el ayudante del conductor (no se le puede llamar copiloto) nos trató con desprecio en todo el viaje. Hasta que un momento nos quiso hacer el favor de cambiarnos de sitio para mejorar nuestro descanso. Eso creíamos. Sólo quería echarse a dormir en nuestros asientos. Gracias de todas formas.

A partir de ahí dormimos con corrección excepto Uría que con un apretón enorme tuvo que parar el autobús. Como lo hiciste mariconzón. Se quedó bien a gusto y llegamos 10 minutos más tarde a nuestro destino.

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Yo te bautizo como Diario del Atípico Mochilero Europeo; diario del viaje de Interrail del que escribe, Borja Pujol y los que me acompañan, David Olavaria, Erik Martín y Iosu Uría, su orden no está dispuesto por su importancia ni por supuesto, por su altura.