
Dave: Nuestra intención era visitar Pompeya lo más rápido posible para poder llegar a Roma a la tarde-noche, así que empezamos la visita por todas las ruinas y el ritmo fue aumentando hasta acabar siendo un frenético sprint en una simulación de una etapa garitense. Pompeya gustó a
unos y no tanto a otros, pero todos nos apuntamos un lugar más en la retina.
A la carrera (como no) cogimos el tren a Napoli y desde allí otro hasta Roma. Cuanta alegría inundó nuestros corazones cuando comprobamos que el tren iba hasta la bandera y como no a nosotros, apestosos mochileros, nos tocaba ir de pie. ¡¡2 horitas de pie con la maleta entre los dientes y para mayor alegría el Furïs y Puck, en el “ahí te pudras” de los fumadores.
Todo el mundo que pasaba nos hacia comentarios, e hicimos buenas migas con un simpático personajillo italiano que aunque iba para cura se dio cuenta que lo suyo era hablar de “figas” y demás. Su nombre era Orlando y nos amenizó el viajecillo.
Por fin, llegamos a Roma. Otra caminata más (+metro + bus) hasta llegar al hostal que estaba al lado del olímpico de Roma, y tras dejar las maletas a empezar a levantarnos la capital de las pizzas. Primero vimos la piazza de Popolo (fina) y desde un mirador la puesta de sol. Después de la piazza de España (decepción), la fontana de trevi (muy fina) y la piazza de Venecia (muy fina también). Para terminar decidimos aderezarnos una última caminata que convirtió ese día en uno de los más agotadores del viaje y que de discusión en discusión (se nota que ya llevamos muchos días juntos y cansados) nos llevó a un placido sueño en el hostal.
Furïs: El maratón comenzó con un ritmo suave, poco a poco fue aumentando hasta los tres últimos kilómetros, cuando había que ir hasta el punto más alejado de las ruinas y volver hasta la entrada cruzando en diagonal toda la ciudad. Er Boti y el Dave impusieron un ritmo que ni Puch ni yo pudimos seguir (dudamos del Boti porque corrío y eso es trampas!!) pero poco a poco les fuimos alcanzando. Las primeras metas volantes las ganó el Dave pero el primero en salir de las ruinas fui yo por lo que me declaró vencedor de la 1ª maratón de Pompeya.

Furïs: Nos despertamos y ya estábamos en Bari, cogimos un bus del puerto a la estación porque había un gran trecho. Allá nos enteramos que no había tren directo a Nápoles. Había que ir a Taranto y de allá e bus a Nápoles. De Taranto no voy a hacer ningún comentario porque no hay palabras para describir semejante fealdad.
En el trayecto en bus estuvimos a punto de perder la vida pues nos tocó un conductor novato o que se pensaba que estaba compitiendo en la Milán-San Remo. Llegamos a Nápoles y ante el panorama (Nápoles no nos gustó nada a primera vista), por lo que decidimos ir a Pompeya directamente. El hostal estaba bien y Pompeya nos causó una buena impresión. Fuimos a cenar una pizza y después echamos la imprescindible pocha y a la cama.
Pujol: A la mañana siguiente y siguiendo el plan estipulado cogimos el tren hacia Patras. Antes en la estación muchos mochileros compartían nuestra intención. Resultado: que a pesar de llegar a la segunda parada sentados el paso del Peio nos res relegó a la posición vertical. La mitad del viaje tuvimos que simular a aquellos que en San Sebastián cogen el bus para ir de Aiete al centro. Nuestro viaje duró 5 horas!! Grecia!!
Al llegar a Patras y al grito de ¡¡Vicente!!, seguimos al resto de la gente. Una cola bastante larga había para comprar el billete (eso ahora es algo usual, del día a día), pero conseguimos uno en un ferry que teóricamente iba a ser mejor que el PUTO ferry que cogimos a la ida.
Y así fue. Teníamos piscina!! Y el barco estaba bastante bien, pero (hay ene!) resulta que tenemos piscina el único día que nos toca nublado. Dios nos da la de cal esta vez.Dave: Gran ferry el que cogimos, por las grandiosas prestaciones que comenta arriba el Puck y por otra más importante aún. Allí tuvimos la oportunidad de conocer al mito viviente que se hace llamar “el rey del sueño”, que cohabita en el olimpo de los dioses junto con el príncipe de los pestuzos y el rey de la herramienta. Nos asombraron sus dotes de sueño en cualquier situación y posición. La lastima fue que su estado de permanente inconsciencia no nos dejó preguntarle quien era su maestro. Así nos fuimos a dormir no sin antes presenciar una clase práctica de hacer figuras de globos por parte de unos simpáticos paisanos y que Pujol jurase odio eterno al Furïs por una treta en la pocha.
Pujol: Mi despertar fue un suceso curioso. De repente oí la voz del Dave y su mano moviéndome. Él me decía que eran las 8:30 pero yo no entendía como se puede ser tan cabrón de despertar a un pobre hombre nocturno a esas horas de la mañana. Alteré mi posición con intención de encontrar otra para seguir realizando la actividad propia de esa hora y me encontré con una cama de extrema dureza y fría. Estaba en el puto suelo de una plaza durmiendo!!
Entonces una voz de un autentico borracho se hizo en la decorada plazuela de pueblo! “…aunque seáis obreros os mataré” hay que estar borracho o ser un asesino para decir estas cosas.
Con una pereza inmensa en mi ser, me quedé para cuidar al ser que antes había dicho esto, es decir, Erik; por si acaso, realizaba un asesinato matinal. Mientras el Furïs y Dave caminaban a recoger las cosas en la consigna para ir a la playa. Cuando el ex pregonero y yo nos disponíamos a seguir sus pasos una señora alegre y jovial nos dijo desde la distancia “bed good, ¿¿eh??”.
En pocos minutos nos reunimos con los anteriores y pestuzamos en la playa. Objetivo: alejarnos del sol!! Las sombra como en la nocturnidad eran nuestro hogar.
De oscuridad en oscuridad tocando un poco el sol llegamos a coger el ferry a las 14:30.
Dave: Allí estábamos los cuatro con la peor pinta que se pueda imaginar. El ferry fue rápido y no nos enteramos apenas del trayecto. Tal vez esto fue porque íbamos tirados durmiendo en la cubierta. Todo el mundo que pasaba nos miraba con una cara mezcla de lastima y repugnancia, y en alguna ocasión hasta al Sr. Pujol le dieron un par de patadas. Tras 5 horas llegamos al Pireo, puerto de Atenas, y cogimos un metro para el centro de la ciudad. Allí buscamos alojamiento para pasar la noche, el Furïs y moi nos metimos en un albergue, pero como no había más sitio, Puck y el Boti les tocó alojarse en el típico hostal de maleantes de película, con cucarachas y chinches incluidas.
Cenamos extrañas comidas en un lugar que nos recomendó un rufián, tras esto nos fuimos a la cama, donde, por fin, tras dos noches de autentica vida “sin techo”, pudimos dormir en una cama. Cabe decir que todos llegamos a Atenas con más ganas de irnos de allí que de otra cosa.
¡Que ganas teníamos de irnos de Grecia!

Dave: Allí estábamos, los 4 con nuestros bártulos y humores deficientes, a las 4:00 de la mañana, con sueño. En fin, un cúmulo de despropósitos
que parecían una de las peores pruebas que tendríamos que superar. Pero afortunadamente supimos sobreponernos a la tensión y nos hicimos una piña (discusión por medio) para tomar una importantísima decisión, nos quedaríamos en Mykonos sin lugar alguno en el que cobijarnos e inspeccionaríamos la note Mykoniense.
Durante todo el día nos arrastramos recargando energías y llegado el momento nos pusimos el uniforme de farra y fuimos al “aker” de Mykonos. Todos íbamos sin duchar pero personalmente diré que me daba dentera tocar mi pelo, jamás lo había tenido tan sucio.
Boti: La noche prometía ser larga y emocionante osea que antes de ponernos el mono de trabajo y
empezar a soplar, se tomaron una serie de decisiones a seguir a rajatabla: privar con moderación era la principal, ya que sin un lugar donde piltrar una borrachera fea no ayuda en exceso; la segunda decisión fue evitar las tanganas, al grito de bat, bi eta hiru, todos a correr si la cosa se pone fea y es que esa misma mañana presenciamos desde tribuna más de una tangana con botella partida en mano! No se andan con chiquitas!
Con la voluntad de cumplir las especificaciones Pujol se compró botella de clarete y el Dave y yo medio litro de Águila. En un visto y no visto, el tiempo que tardamos David y yo en bebernos las cervezas, Puch se jodio la botella de claro calentita que le calentó el celebro, pintaban copas! Pujol no vaciló en cogerse la siguiente botella sin haber acabado la primera.
Tras discusiones acaloradas y transcendentales y con combustible suficiente en el cuerpo abandonamos el pseudo-Aker hacia la una y media. Fue levantarse Pujol de donde se sentaba y darnos cuenta de que iba piripi. En realidad, de piripi nada, iba como un belén, pedo quinceañero!!! Que vergüenza a su edad y con botella y media de vinito caliente.
Nos dio la noche: guió la expedición pasando 3 y 4 veces por el mismo sitio haciéndose coleguitas!; Le preguntó a una chica a ver si ella era un mariconazo!; Pretendía ligarse a unos gays para que le sacasen copas; intentó entrar por dos veces en el Space alegando ser amigo de un tal Anaximandros; sonó el estribillo de cumpleaños feliz y se puso a cantarlo a viva voz en mitad de una cola de gente serena; pretendía entrar en todos los bares en los que había que pagar de 10 a 15 euros cuando no teníamos ni para pipas!
Total que se le tuvo que cantar las 40 y parece que entró en razón pero ya eran las 4:00 de la mañana y poca farra quedaba, unos bailoteos en un bar rasta, unos escarceos con unas pellejillas busconas, unos bailoteos en otro bar, y mucho pululeo que crispaba los nervios de la expedición. Afortunadamente, hay que decir que tanganas no las hubo. Afortunadamente digo por ellos porque con el rencor que llevábamos todos encima, les hubiéramos arrancado la nuez!
Furïs: Llegamos a Mykonos de madrugada, y hasta la hora de comer anduvimos vagabundeando por las calles-laberinto de Mykonos. Por fin, y después de bastantes días comiendo kebabs, volvimos a nuestra dieta de mochileros, los bocatas.
Tuvimos bastantes dudas de si hacer farra en Mykonos por todo lo que ello suponía. Como conseguimos dejar nuestras grandes mochilas en la consigna del puerto, pues decidimos quedarnos. Sabíamos que iba a ser duro y que íbamos a sufrir al día siguiente pero fuimos valientes y salimos de farra con todas las consecuencias.
No hay que olvidar que la tarde antes de la farra, estuvimos pestuzando en la playa y que fuimos a nuestro txoko a cenar y a ver el atardecer. Por cierto, fue una bonita puesta de sol.
Dos sucesos a recordar:
1) Decir que mientras cenabamos fuimos atacados por la mascota de Mykonos, el pelícano (quería robarnos nuestra cena).
2) También resaltar el ataque indiscriminado de un ejercito de hormigas al pobre Boticario mientras dormía.
Pujol: Como me agradece la gente el ser el salvador de la noche!! Contando papanochas!! El pequeño cabezón ex fregonero es un mariconzón.
La cosa es que los bares tenían como condición previa el pago de 10 €. Nosotros no teníamos ni un chavo. Pero también existían bares en los que no había que pagar y que el individuo que escribe los encontró, contrariando la voluntad del fascista anti-farra de la expedición. Incluso por mi cara bonita y mi cabezonería pudimos terminar bailando en lugares donde en primera instancia nos obligaban al pago.
Incluso el que redacta esto se jugó la vida por el bien del grupo con los maromos 6X6 que había en el Space.
Gracias por todo tenía que haber sido lo escrito por el jodido cabezón. ¡Tuto calumnia!
Y después de la farra nos fuimos a dormir…..

Pujol: El despestar de los aventureros fue prontío, alrededor de las 8:00. Erik y yo esa noche dormimos juntos (pero no revueltos) con un obeso tipo de unos 95 años de características germanas. A pesar de sus años y de los nuestros él llegó a las 5:00 esa noche y nosotros a las 00:30.
Nos vestimos y demás cosas que hacemos los chicos a las mañanas, y nos dirigimos a la playa. Un lugar semi-lejano de nuestro hostal con una amplia diversidad en la dirección del lugar de toma de sol. Toda la mañana nos la pasamos en ese lugar realizando las funciones para los cuales Dios nos ha provisto de los sentido. Vista para mirar, olfato para pasar hambre, oído para el relax, tacto para pasar calor y gusto; para que cojones sirve el gusto si no comes?
Que hambre pasamos en Rodas. Nuestra intención era comer fruta en ese y en los próximos días y así lo hicimos. Pero el problema es que desayunamos exactamente nada.
Después de la playa fuimos a visitar la city. Como ya se ha dicho anteriormente, ella nos sorprendió mucho. Hoy el sentimiento de belleza siguió siendo predominante. Calles al más puro estilo medieval, un bello y amplio castillo con lujosas salas, en el que pudimos entrar gratis por el carné de estudiante y una muralla extensa que nos hizo intuir la dificultad de conquista que podía tener en la antigüedad esta plaza. Anteriormente vimos el posible emplazamiento del Coloso de Rodas, sustituido ahora por dos ciervos situados en el lugar donde se cree que estaban los pies de éste.
Cansados ya de tanta actividad, volvimos al hostal para poder pasar las últimas horas en la isla. El ferry salía a las 20:00 y nuestros hambrientos cuerpos llegaron al hostal a las 17:00. Allí decidimos jugar al naipe, pero no al mus sino a la potxa.
Hambre lo que es pasar hambre, lo pasamos. Erik (alias Carlitos cuando jugamos a este juego) llegó a decir que se mareaba debido al poco aporte calorífico que ofrecía a su propio ser. Por fin comimos decente y nos encaminamos hacia el ferry.Boti: El ferry! Eso si que era un señor ferry y no la txalupa en la que viajamos de Brindisi a Patras! Me hubiese quedado a vivir en él, amplios salones lujosos, butacas a gusto del viajero, piscina, duty free, salas para dormir… nada más dejar las maletas en lugar seguro, echamos esta vez u par de muses con clara victoria (3-0,3-2) para el Puch y para mi, y tras un ligero aireo en cubierta nos echamos al suelo enmoquetado a dormir, no hay dinero para camarotes! Hacia las 22:00 conciliamos el sueño hasta que a las 3:00 el ferry llegó a Mikonos.
Dave: Nos despertamos a las 8:00 con prisas porque venían a recogernos a las 9:30, así que nos duchamos rápidamente y fuimos a desayunar casi con la toalla puesta. Tardaron más de 25 minutos en servirme unas miserables tostadas!!! Además de esto, nos retrasaron más aún cuando nos querían cobrar por segunda vez la habitación. Aun así y con todas las prisas estábamos listos para las 9:30, y el autobús llegó 40 minutos de retraso.
Como se puede comprobar en este trayecto final en Turquía nuestro concepto del pueblo turco ha empeorado respecto a Estambul. El cabrón de la
agencia que encima nos dijo que no entendíamos ingles y otro cabrón que nos jodio la conexión del bus y que nos dijo que el ferry estaba a 30 kilómetros cuando en realidad estaba a 2 kilómetros, en fin, sin más comentarios.
A fin de cuentas ya estábamos en el ferry camino a Rodas y abandonando Turquía, y la verdad es que fue una de cal y una de arena. La impresión que nos llevamos de Rodas fue bestial, esta ciudad es preciosa y ninguno nos esperábamos algo así.Furïs: “Rodas, lugar de majestuosas murallas y
de preciosas piedras en las orillas de sus playas”
Esta isla nos causó una buena impresión desde que desembarcamos del ferry. Lo primero que teníamos que hacer era ver que feries teníamos a otras islas, y como ese día no salía ningún ferry, fuimos a buscar un hostal.
El hostal en donde dormimos era el más auténtico. Me explico; de todos los que hemos estado este es el que más se acerca al tipo de vida del mochilero. Un único baño en todo el hostal, común y en el que la ducha y el retrete son uno. Las habitaciones son de varias personas y hay una cocina también común en donde te puedes preparar comida. En definitiva, un lugar cutre pero que cubre las necesidades básicas. Una vez instalados, dimos una vuelta por Rodas para ver el ambiente y hay que decir que Rodas tiene un gran ambiente y unas bellas mujeres.
El comentario del día:
La cena que preparamos no era ninguna maravilla pero se podía comer. La cena estaba
compuesta de un grumoso puré de patatas con salchichas. ¡¡Preparada por nosotros!!Dave: Las calles de Rodas son impresionantes. Toda la parte vieja de la ciudad esta dentro de un castillo medieval. Todas las calles están empedradas y por todas partes se ven iglesias cristianas, bizantinas y mezquitas.
Además es una isla muy turística, y el ambiente por las calles era muy fino, mucho color y buenas perspectivas de farra buena de no ser por nuestro escaso presupuesto. Así que nos tomamos unas birras de súper y después una en una terraza por la que nos cobraron 5€ por 33 Cl., viendo el puñal clavado en nuestra espalda, dijimos adiós a todos los nietos de Onassis que se movían por el lugar y nos fuimos a dormir.

Yo te bautizo como Diario del Atípico Mochilero Europeo; diario del viaje de Interrail del que escribe, Borja Pujol y los que me acompañan, David Olavaria, Erik Martín y Iosu Uría, su orden no está dispuesto por su importancia ni por supuesto, por su altura.