sábado, 3 de agosto de 2002

El maratón de Pompeya y el “cura” Orlando


Dave: Nuestra intención era visitar Pompeya lo más rápido posible para poder llegar a Roma a la tarde-noche, así que empezamos la visita por todas las ruinas y el ritmo fue aumentando hasta acabar siendo un frenético sprint en una simulación de una etapa garitense. Pompeya gustó a unos y no tanto a otros, pero todos nos apuntamos un lugar más en la retina.

A la carrera (como no) cogimos el tren a Napoli y desde allí otro hasta Roma. Cuanta alegría inundó nuestros corazones cuando comprobamos que el tren iba hasta la bandera y como no a nosotros, apestosos mochileros, nos tocaba ir de pie. ¡¡2 horitas de pie con la maleta entre los dientes y para mayor alegría el Furïs y Puck, en el “ahí te pudras” de los fumadores.

Todo el mundo que pasaba nos hacia comentarios, e hicimos buenas migas con un simpático personajillo italiano que aunque iba para cura se dio cuenta que lo suyo era hablar de “figas” y demás. Su nombre era Orlando y nos amenizó el viajecillo.

Por fin, llegamos a Roma. Otra caminata más (+metro + bus) hasta llegar al hostal que estaba al lado del olímpico de Roma, y tras dejar las maletas a empezar a levantarnos la capital de las pizzas. Primero vimos la piazza de Popolo (fina) y desde un mirador la puesta de sol. Después de la piazza de España (decepción), la fontana de trevi (muy fina) y la piazza de Venecia (muy fina también). Para terminar decidimos aderezarnos una última caminata que convirtió ese día en uno de los más agotadores del viaje y que de discusión en discusión (se nota que ya llevamos muchos días juntos y cansados) nos llevó a un placido sueño en el hostal.


Furïs: El maratón comenzó con un ritmo suave, poco a poco fue aumentando hasta los tres últimos kilómetros, cuando había que ir hasta el punto más alejado de las ruinas y volver hasta la entrada cruzando en diagonal toda la ciudad. Er Boti y el Dave impusieron un ritmo que ni Puch ni yo pudimos seguir (dudamos del Boti porque corrío y eso es trampas!!) pero poco a poco les fuimos alcanzando. Las primeras metas volantes las ganó el Dave pero el primero en salir de las ruinas fui yo por lo que me declaró vencedor de la 1ª maratón de Pompeya.

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Yo te bautizo como Diario del Atípico Mochilero Europeo; diario del viaje de Interrail del que escribe, Borja Pujol y los que me acompañan, David Olavaria, Erik Martín y Iosu Uría, su orden no está dispuesto por su importancia ni por supuesto, por su altura.