lunes, 29 de julio de 2002

La pocha desbanca al mus como el juego de cartas rey

Pujol: El despestar de los aventureros fue prontío, alrededor de las 8:00. Erik y yo esa noche dormimos juntos (pero no revueltos) con un obeso tipo de unos 95 años de características germanas. A pesar de sus años y de los nuestros él llegó a las 5:00 esa noche y nosotros a las 00:30.

Nos vestimos y demás cosas que hacemos los chicos a las mañanas, y nos dirigimos a la playa. Un lugar semi-lejano de nuestro hostal con una amplia diversidad en la dirección del lugar de toma de sol. Toda la mañana nos la pasamos en ese lugar realizando las funciones para los cuales Dios nos ha provisto de los sentido. Vista para mirar, olfato para pasar hambre, oído para el relax, tacto para pasar calor y gusto; para que cojones sirve el gusto si no comes?

Que hambre pasamos en Rodas. Nuestra intención era comer fruta en ese y en los próximos días y así lo hicimos. Pero el problema es que desayunamos exactamente nada.

Después de la playa fuimos a visitar la city. Como ya se ha dicho anteriormente, ella nos sorprendió mucho. Hoy el sentimiento de belleza siguió siendo predominante. Calles al más puro estilo medieval, un bello y amplio castillo con lujosas salas, en el que pudimos entrar gratis por el carné de estudiante y una muralla extensa que nos hizo intuir la dificultad de conquista que podía tener en la antigüedad esta plaza. Anteriormente vimos el posible emplazamiento del Coloso de Rodas, sustituido ahora por dos ciervos situados en el lugar donde se cree que estaban los pies de éste.

Cansados ya de tanta actividad, volvimos al hostal para poder pasar las últimas horas en la isla. El ferry salía a las 20:00 y nuestros hambrientos cuerpos llegaron al hostal a las 17:00. Allí decidimos jugar al naipe, pero no al mus sino a la potxa.

Hambre lo que es pasar hambre, lo pasamos. Erik (alias Carlitos cuando jugamos a este juego) llegó a decir que se mareaba debido al poco aporte calorífico que ofrecía a su propio ser. Por fin comimos decente y nos encaminamos hacia el ferry.


Boti: El ferry! Eso si que era un señor ferry y no la txalupa en la que viajamos de Brindisi a Patras! Me hubiese quedado a vivir en él, amplios salones lujosos, butacas a gusto del viajero, piscina, duty free, salas para dormir… nada más dejar las maletas en lugar seguro, echamos esta vez u par de muses con clara victoria (3-0,3-2) para el Puch y para mi, y tras un ligero aireo en cubierta nos echamos al suelo enmoquetado a dormir, no hay dinero para camarotes! Hacia las 22:00 conciliamos el sueño hasta que a las 3:00 el ferry llegó a Mikonos.

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Yo te bautizo como Diario del Atípico Mochilero Europeo; diario del viaje de Interrail del que escribe, Borja Pujol y los que me acompañan, David Olavaria, Erik Martín y Iosu Uría, su orden no está dispuesto por su importancia ni por supuesto, por su altura.