Boti: Tal y como habíamos previsto, nos levantamos tempranito, a las 7:00 de la matine, para aprovechar el tiempo y evitar en lo posible el sofocante calor, desayunamos no tan copiosamente
y pretendimos dejar nuestras mochilas en algún lugar, ingenuos de nosotros! En recepción había un patán demasiado importante para abrirnos una habitación cerrada hasta las 10:00.
Siguiente punto, alquilar los biciclos; fuimos a unos pies de distancia a alquilarlas y tuvimos que esperar hasta las 9:15 más o menos. Entre pasaporte, recibo, sube el sillín, hínchame la rueda..., lo quieras o no nos dieron las diez y pico. El Dave se había levantado con su particular carácter matutino, a mi me había cabreado el chulo puta italiano ósea que el ambiente estaba calentito.
Del pelotón de verano azul, nos escapamos 4 marcando un ritmo espectacular para hacer un recorrido de Roma en unas horas!
Primera parada, la Fontana di Trevi, donde ya habiamos estado la vispera pero había demasiado personal. Tras el característico lanzamiento de monedas y las fotos de rigor, fuimos hacia el Coliseo con parada en la plaza de Venecia.
Entramos en el Coliseo donde el Puchol nos sorprendió con su faceta de guía. Pelín ardua la estancia allí dentro y sino que se lo pregunten al Furïs que estaba más derretido que el queso que trajimos de casa al tercer día! Del Coliseo al foro, que bonito, era precioso pero joder! Allí no había quien sobreviviese, a pleno sol y en unas ruinas, porque no eran otra cosa más que ruinas arenosas que le hubiesen resecado la boca al mayor baboso!
Empezaron las malas caras y los comentarios impertinentes de la guisa: “Pues que calor tengo!” (como si solo lo estuvieses pasando tú) o “ a que cojones hemos venido aquí!” o “vamos de ruina en ruina” y así no se puede, cada 10 minutos había uno que ponía cara de perro!
Decidimos entonces parar a jalar, que tranquiliza los nervios y anima las caras. Primero en la “piazza Spagna” donde un pellejillo al que habían colocado ahí por no jubilarlo, ejerció de sheriff y nos impidió makinar el banquete ósea que nos fuimos a comer a la plaza de Popolo. Comimos rico y bien pero aun así, seguíamos irritados, reconozco que sobretodo yo!
De ahí al Vaticano, impresionante sinceramente pero las extremas medidas de seguridad: no le dejan entrar a uno con navaja, y el “terrible frio” que hace en el interior imposibilitan la entrada en pantalones cortos, ósea que solo Iosu y David entraron y salieron encantados. A Pujol y a mí nos hubiese gustado entrar pero no había tiempo.
Furïs: Dave y yo sí entramos al Vaticano. El edificio por dentro era impresionante, sobretodo la sensación de altura que te producía. Había detalles de cualquier tipo en cada rincón del lugar. Este sitio me hizo reflexionar porque “barata” no ha sido su construcción, y además, se supone que es lugar de culto a Dios, por lo que, todo esto me dejó una sensación más de farsa que de otra cosa. Es que parecía más un museo que una iglesia, porque había más turistas que en la Estatua de la Libertad, y encima hay bastante animo de lucro.
Esto me recordó a la película de “Indiana Jones y la última cruzada” cuando quieren encontrar la copa de la inmortalidad en la que bebió Jesús en la última cena. El malo de la peli escogió una copa de oro pensando que la grandeza de Dios es igual a “dinero” y el bueno de Indiana escogió la de madera porque Cristo era pobre y no aspiraba a ser rico.
Conclusión: si ese edificio lo hubiera construido el gobierno o un particular me hubiera parecido grandioso pero al ser la Iglesia y por lo que, pretende enseñar. Creo que es un gran despilfarro de dinero por parte de la Iglesia, y que eso se podría invertir en concordancia con su doctrina. Además no creo que nadie se haga cristiano al ver el edificio y si lo hace, no creo que entienda la doctrina de la Iglesia. Porque, sinceramente no se cuál es el objetivo de mostrar este edificio y más en esas condiciones.
Bueno, después de esta txapa y de haber perlado un poquito bastante, no puedo terminar este capítulo sin antes mencionar la odisea del Vaticano. Al principio, intentamos entrar los 4 valientes, pero no nos dejaron porque llevábamos navajas suizas (disponían de detecta metales, y nos pasaron el aparato con bastante rigor, y como había que ir hasta no se donde, pero lejos pues decidimos entrar de dos en dos.
Dave y yo conseguimos pasar no sin problemas el primer y segundo control, pero tuvimos que volver porque no íbamos con pantalones largos. A esto no hay que olvidar la cola que había. Al final, conseguimos entrar después de haber sorteado tres controles y de habernos puesto pantalón largo y jersey con más de 40 grados.
Para terminar, decir que todos los controles que había eran básicamente para cerciorarse de que todo el mundo vestía correctamente. Además fue “gracioso” ver como uno te dejaba pasar y como otro de los de seguridad venía por detrás y te impedía la entrada por “X” razones.
Dave: Muy acertados los comentarios del Furïs. Entrar en la Basílica de San Pedro era como entrar en la típica tumba de faraones, todo lujos y ostentosidad. Además esa moral que no te deja enseñar las piernas, parece que siguen en el medioevo, solo falta la inquisición para andar quemando brujas. Por otra parte, decir que era realmente precioso e impresionante. Pavo de ver la capilla sextina.
Pujol: Mientras tanto mi persona y el ex pregonero nos situamos fuera el turno que nunca llegó. De mientras hablamos del viaje y del poco tiempo que había habido para el disfrute personal. Poca playa, poca farra…
A la salida de los que entraron corrimos a ver la capilla sextina (no la vimos, porque cierran a las 15:00), corrimos a dejar las bicis, corrimos en nuestro camino a la estación y después de un encuentro con unos afables turcos y un despiste de ambos grupos cogimos el tren hacia Florencia.
Allí tuvimos mucha suerte ya que en la station nos ofrecieron una habitación en el centro a precio razonable. Pero a pesar de ello las malas caras no tornaron hacia lo esperado.
Ya instalados decidimos ir a cenar y con discusión y todo terminamos de forma prontía en la cama. En esta cena surgió la ley de la sonrisa (aunque estés pensando en matar al otro). Su imposición fue realizada por el “imperator” (o dictador) Erik y su intención era el no llegar nunca a las manos.
Dave: Francamente acertada me parece la ley de la sonrisa, que con el tiempo se verá que ha ido funcionando, y que no es una imposición de Boti, sino un acuerdo que alcanzamos en el foro. Debo decir que la situación era francamente insostenible y que ya hasta nuestra integridad f´sica corría peligro.
¡¡Viva la ley de la sonrisa!!
Pujol: Y la ley seca? Era la solución?
Boti: No al diálogo fue la propuesta del aún gordinflón! Se mostró realmente violento e inclusive llegó a amenazar a la tripulación que solo pretendía un cordial final de vacances.
La democracia se impuso (que no la dictadura de mi persona) y la ley de la sonrisa se impuso salvando hasta el momento los últimos días.
Pujol: Sólo el mal carácter evidente y conocido de los seguidores de la ley hizo obligada su IMPOSICIÓN. Los individuos de buen carácter como el Furïs y yo no necesitamos este tipo de medidas.
Siguiente punto, alquilar los biciclos; fuimos a unos pies de distancia a alquilarlas y tuvimos que esperar hasta las 9:15 más o menos. Entre pasaporte, recibo, sube el sillín, hínchame la rueda..., lo quieras o no nos dieron las diez y pico. El Dave se había levantado con su particular carácter matutino, a mi me había cabreado el chulo puta italiano ósea que el ambiente estaba calentito.

Primera parada, la Fontana di Trevi, donde ya habiamos estado la vispera pero había demasiado personal. Tras el característico lanzamiento de monedas y las fotos de rigor, fuimos hacia el Coliseo con parada en la plaza de Venecia.
Entramos en el Coliseo donde el Puchol nos sorprendió con su faceta de guía. Pelín ardua la estancia allí dentro y sino que se lo pregunten al Furïs que estaba más derretido que el queso que trajimos de casa al tercer día! Del Coliseo al foro, que bonito, era precioso pero joder! Allí no había quien sobreviviese, a pleno sol y en unas ruinas, porque no eran otra cosa más que ruinas arenosas que le hubiesen resecado la boca al mayor baboso!
Empezaron las malas caras y los comentarios impertinentes de la guisa: “Pues que calor tengo!” (como si solo lo estuvieses pasando tú) o “ a que cojones hemos venido aquí!” o “vamos de ruina en ruina” y así no se puede, cada 10 minutos había uno que ponía cara de perro!
Decidimos entonces parar a jalar, que tranquiliza los nervios y anima las caras. Primero en la “piazza Spagna” donde un pellejillo al que habían colocado ahí por no jubilarlo, ejerció de sheriff y nos impidió makinar el banquete ósea que nos fuimos a comer a la plaza de Popolo. Comimos rico y bien pero aun así, seguíamos irritados, reconozco que sobretodo yo!
Furïs: Dave y yo sí entramos al Vaticano. El edificio por dentro era impresionante, sobretodo la sensación de altura que te producía. Había detalles de cualquier tipo en cada rincón del lugar. Este sitio me hizo reflexionar porque “barata” no ha sido su construcción, y además, se supone que es lugar de culto a Dios, por lo que, todo esto me dejó una sensación más de farsa que de otra cosa. Es que parecía más un museo que una iglesia, porque había más turistas que en la Estatua de la Libertad, y encima hay bastante animo de lucro.

Conclusión: si ese edificio lo hubiera construido el gobierno o un particular me hubiera parecido grandioso pero al ser la Iglesia y por lo que, pretende enseñar. Creo que es un gran despilfarro de dinero por parte de la Iglesia, y que eso se podría invertir en concordancia con su doctrina. Además no creo que nadie se haga cristiano al ver el edificio y si lo hace, no creo que entienda la doctrina de la Iglesia. Porque, sinceramente no se cuál es el objetivo de mostrar este edificio y más en esas condiciones.
Bueno, después de esta txapa y de haber perlado un poquito bastante, no puedo terminar este capítulo sin antes mencionar la odisea del Vaticano. Al principio, intentamos entrar los 4 valientes, pero no nos dejaron porque llevábamos navajas suizas (disponían de detecta metales, y nos pasaron el aparato con bastante rigor, y como había que ir hasta no se donde, pero lejos pues decidimos entrar de dos en dos.
Dave y yo conseguimos pasar no sin problemas el primer y segundo control, pero tuvimos que volver porque no íbamos con pantalones largos. A esto no hay que olvidar la cola que había. Al final, conseguimos entrar después de haber sorteado tres controles y de habernos puesto pantalón largo y jersey con más de 40 grados.
Para terminar, decir que todos los controles que había eran básicamente para cerciorarse de que todo el mundo vestía correctamente. Además fue “gracioso” ver como uno te dejaba pasar y como otro de los de seguridad venía por detrás y te impedía la entrada por “X” razones.
Dave: Muy acertados los comentarios del Furïs. Entrar en la Basílica de San Pedro era como entrar en la típica tumba de faraones, todo lujos y ostentosidad. Además esa moral que no te deja enseñar las piernas, parece que siguen en el medioevo, solo falta la inquisición para andar quemando brujas. Por otra parte, decir que era realmente precioso e impresionante. Pavo de ver la capilla sextina.
Pujol: Mientras tanto mi persona y el ex pregonero nos situamos fuera el turno que nunca llegó. De mientras hablamos del viaje y del poco tiempo que había habido para el disfrute personal. Poca playa, poca farra…

Allí tuvimos mucha suerte ya que en la station nos ofrecieron una habitación en el centro a precio razonable. Pero a pesar de ello las malas caras no tornaron hacia lo esperado.
Ya instalados decidimos ir a cenar y con discusión y todo terminamos de forma prontía en la cama. En esta cena surgió la ley de la sonrisa (aunque estés pensando en matar al otro). Su imposición fue realizada por el “imperator” (o dictador) Erik y su intención era el no llegar nunca a las manos.
Dave: Francamente acertada me parece la ley de la sonrisa, que con el tiempo se verá que ha ido funcionando, y que no es una imposición de Boti, sino un acuerdo que alcanzamos en el foro. Debo decir que la situación era francamente insostenible y que ya hasta nuestra integridad f´sica corría peligro.
¡¡Viva la ley de la sonrisa!!
Pujol: Y la ley seca? Era la solución?
La democracia se impuso (que no la dictadura de mi persona) y la ley de la sonrisa se impuso salvando hasta el momento los últimos días.
Pujol: Sólo el mal carácter evidente y conocido de los seguidores de la ley hizo obligada su IMPOSICIÓN. Los individuos de buen carácter como el Furïs y yo no necesitamos este tipo de medidas.
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