El Arca de Noe
Furïs: La noche fue larga debido al número de veces que me desperté. Me fui a la cama a eso de las 19:00, me despertó una llamada de mi madre. Después de esa llamada, me costó mucho volver a conciliar el sueño. La siguiente vez, fue una llamada de Barrus a la 1:30 de la mañana (pensaba que estaba en Donosti). Al rato, aparecieron mis dos compañeros de habitación que habían salido de farra. Eran dos negros, los cuales estuvieron hablando durante 30 minutos como si yo no estuviera, y además encendieron la luz un par de veces. Y ya para terminar, el típico mosquito hijo de puta que no paró de zumbir al lado de mi oreja. Ese bicho me despertó un par de veces. Casi la mato pero el mamón consiguió sobrevivir. A pesar de todo esto, he dormido bastante bien y no me he levantado cansado.
Después de un aceptable desayuno, he cogido la mochila con la intención de recorrer todo lo importante de Bruselas. Lo primero que he hecho ha sido ir a la estación de trenes para informarme. He salido por otra puerta y me he perdido durante un buen rato. Una vez me he situado, ha empezado la visita a la capital belga.
Destacar como edificios interesantes el palacio de justicia (en obras), la plaza Royale, el parque del centenario, el parlamento europeo (visita obligada), la catedral y la Grand-place (en donde hay una hermosa plaza).
Después de haber recorrido unos 15 kilómetros a un buen ritmo, he regresado al hostal, en donde me he pegado una buena ducha (para intentar ir “limpio” a casa y también me he afeitado dejándome la perilla.
En el tren a Paris me ha pasado una cosa curiosa. El tren era uno normal con asientos, pero mi asiento justo estaba en un espacio cerrado. Me explico: mi “vagón” era un lugar con 8 asientos, (4-4 con una mesa en medio). A ambos lados había una puerta de cristal que se abría y cerraba automáticamente. Desde ahí, se podía ver los asientos normales en ambos sentidos. Lo curioso de este “compartimento” es que había una gran diversidad racial. Un negro, una pareja de maricones, una familia india con dos hijos, uno de ellos hiperactivo (nos ha dado el viaje) y por supuesto yo, el blanco. Parecía el Arca de Noe pero de humanos.
Yo te bautizo como Diario del Atípico Mochilero Europeo; diario del viaje de Interrail del que escribe, Borja Pujol y los que me acompañan, David Olavaria, Erik Martín y Iosu Uría, su orden no está dispuesto por su importancia ni por supuesto, por su altura.
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